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Nuestra Historia

Año 314, fin de la Guerra y proclamación de Daenerys Targaryen como Reina de Poniente

El frío traspasa el gran muro de hielo: nunca se había sentido un aire tan gélido en tantos años de un verano tan largo. La nieve aún está teñida de rojo y sobre la tierra se escuchan los écos de los cantos que los dragones entonaron para devolverle las tierras a la princesa de los cabellos plateados. Quedan pocos ciervos sobre los prados, el lobo aún aúlla en lo alto por la pérdida de sus hermanos y padres, la trucha ha tenido que nadar a contracorriente para sobrevivir las pisadas del león, el águila aún vuela alto lejos de las humaredas de su propio nido y el calamar ha tenido que curarse los tentáculos. Las huellas de la guerra han dejado estragos en las memorias de aquellos que tuvieron que bajar la cabeza ante un nuevo reinado, mientras que los vencedores tratan de mantener la frente en alto a pesar de las mentiras y las sumisiones. Ya no se distingue el honor de la cobardía y el valor de la hipocresía. La sobrevivencia llevó a los hijos de los hijos a borrar y dejar en la historia los actos de sus antepasados. Sin duda el invierno llegó y cubrió con una pesada capa de nieve los estragos de la batalla. Los árboles aún recuerdan y el norte siempre lo hará...

Actualidad, año 750, La Era del Dragón

A cuatrocientos años del regreso de los Dragones, la dinastía Targaryen ha prevalecido en el trono con  descendientes que han dedicado sus vidas a evitar una rebelión. Los estandartes de las diferentes casas se  mantienen en paz, ondeando en sus diferentes castillos. No obstante la última reina, Eydis Targaryen, ha caído muerta por el destino y por el tiempo, dejando a dos hijos mellizos primogénitos a la deriva. La mujer era la más grande y por un decreto de su madre, nada la imposibilitaba de  tomar las riendas de un reino. Nada excepto su propio hermano, quién ambicionaba el reino todavía más que ella y no estaba dispuesto a entregárselo, al contrario.
Desterrada a la isla de  Rocadragón, la gemela planea una rebelión contra el usurpador de su trono, el cual algunos temen sea como su antepasado, El Rey Loco. En el cielo, la tormenta se acerca para enfrentar a dos dragones y nada ni nadie podrá detenerlo.
Con la muerte de la anterior reina terminó el Verano, y ahora sobre Poniente se cierne un Invierno pesado que solamente se calentará con el aliento de los dos dragones que se piensan enfrentar. Y los estandartes de las grandes casas volverán a ondear a favor de vientos contrarios.

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